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Upanishad y Yoga

Si bien la relación entre Upanishad y Yoga es estrecha no es excluyente. Los textos englobados en los Upanishad abarcan un campo muy amplio, no restringido al Yoga, que, por su parte, también cuenta con una larga historia y un cuerpo literario muy amplio. Por ejemplo, la exposición del Yoga clásico lo encontramos en los Yoga Sutras de Patañjali[1] fuera de los Upanishad.

En muchos lugares del planeta se pueden encontrar restos de prácticas antiguas, que tienen en común el manejo de la energía psicofísica mediante diversas técnicas. Los objetivos, si bien han coincidido en apuntar a incidir en el “Yo profundo”, también han sido variados. En el subcontinente indio, el yoga es el paradigma de estos métodos.

La intención del presente escrito es ofrecer a aquellas personas que quieran estudiar o profundizar en el yoga, a través de los Upanishad, una guía mínima que les ayude en la medida de lo posible.

Yoga

Si bien hay arqueología que indica una posible práctica del yoga, ya en la cultura del Indo, hace unos 5.000 años, los textos más antiguos disponibles versan sobre el Sankhya, una escuela filosófica atea, que presta sus fundamentos filosóficos al yoga.

En el hinduismo hay seis doctrinas ortodoxas o dárshana. Cada una tiene un texto fundamental o Sutra con un autor conocido. Se emparejan con su doctrina complementaria de la siguiente forma: Sankhya de Kapila con Yoga de Patañjali; Niaiá de Gótama con Vaisesika de Kanada; y Mimansa de Yaimini con Vedanta de Viasa.

El Sankhya es una filosofía fuertemente dualista, entre Prakrti, lo material y no permanente, y Purusha, lo espiritual y permanente. Busca la liberación a través del conocimiento, y ha sido muy influyente en la mayoría de sistemas Indios. Veamos algunos postulados, a forma de ejemplo:

“No se puede producir algo de la nada; lo que no es no se puede desarrollar en lo que es. La producción de lo que aún no existe es imposible, como un cuerno en un hombre; porque debe de necesariamente haber material del cual desarrollar el producto, y porque todo no puede ocurrir en todos sitios al mismo tiempo, y porque todo lo posible debe ser producido desde algo competente para producirlo.”

“Desde la ausencia de una raíz en la raíz, la raíz de todas las cosas es sin raíz.”

“Incluso si hay una sucesión de causas, debe haber un alto en algún punto; por eso Prakrti es solo el nombre de la fuente primera.”

El budismo, que utilizó diversas ideas del hinduismo, tomó más de la filosofía Sankhya que del resto de dársana, a excepción del yoga, que también desarrolló. En los Puranas y Tantras, Prakrti se convierte en la auténtica madre del universo, tomando la forma de una personificación femenina, y en ocasiones son consideradas las esposas o energías femeninas (shakti) de las deidades masculinas, a los cuales, por otro lado, se aplica a veces el nombre Purusha, en el sentido de Alma Suprema o primitivo masculino.

El yoga prácticamente sigue la filosofía del Sankhya, diferenciándose de éste por su naturaleza contemplativa y ascética. Digamos brevemente que su objetivo es enseñar los medios por los cuales el espíritu individual (jivatman) podría alcanzar una completa unión con la el espíritu universal (Purusha). Estos medios se concretan fundamentalmente en el uso de la energía psicofísica para actuar en los centros del cuerpo que tienen relación con las funciones del ser humano, como son el movimiento, la emotividad, el intelecto, etc.

El yoga se integra de tal forma en todas las expresiones culturales de la India, que ha terminado por significar cualquier práctica de trabajo disciplinado, aún en leyes, medicina, arte, etc. El yoga tampoco se agota en el hinduismo, pues hay otros desarrollos importantes, principalmente en el budismo y el tantrismo.

Upanishad

Los Upanishad se consideran parte de los Veda, que son obra de los pueblos indoeuropeos que ocupan la mitad norte del subcontinente índico a partir del año 1.500 antes de nuestra era, a través de Afganistán y Pakistán, que siempre fue la puerta de entrada de otros pueblos, no solo para los indoarios, sino también para los persas aqueménidas, los greco-macedonios, los indoescitas, los indopartos, los kushanas, los hunos heftalitas, los árabes, los turcos musulmanes, etc. Estos pueblos, emparentados con los que entran en Turquía y Grecia anteriormente a la época clásica, son patriarcales, tienen dioses relacionados con los cielos, (planetas, ciclos, etc.), utilizan castillos y carros. En la mitad sur quedan los pueblos dravídicos, de cultura matriarcal, con una gran diosa madre (Tara), si bien participan de los grandes movimientos filosóficos y religiosos del norte. Pero todos tiene en común el uso del sánscrito, que permanecerá durante siglos como lengua cultural y litúrgica, tal y como ocurrió con el latín en Europa.

Y en sánscrito están escritos los cuatro Vedas, que son Rigveda, Yajurveda, Samaveda, y Atharvaveda. El Rigveda, es el más antiguo, realizado entre el 1.500 y el 1.200 a.n.e. Cada Veda, a su vez, está compuesto por varios tipos de textos. Los Samithas, donde hallamos himnos, plegarias y ritos; los Brahmanas, con comentarios teológicos; los Araniakas, textos esotéricos que por su carácter secreto se leen en la soledad del bosque; y los Upanishad, de índole variada, incluyendo fábulas y comentarios científicos o religiosos.

Los Upanishad intentan profundizar en los ritos védicos y en sus doctrinas, y junto a los Araniakas (las escrituras ‘del bosque’), se denominan Vedanta, que significa el fin de los Vedas, tanto por su momento histórico, como por suponer el estadio último y más avanzado de los Vedas.

En la literatura tradicional de la India, la fecha del primer texto disponible sobre una idea, no es extraño que sea posterior al momento en que esa idea se puso en circulación de forma oral. El propio Sankhya-kárika de Íswara Krisná, donde se establece la darsana, es del s. IV a III a.n.e, y el autor declara que pertenece a la sucesión de discípulos provenientes de Kapila, a través de Asuri y Pancha Sikha. Los especialistas, además, tienen muchas dificultas en la cronología de los textos védicos, dado que se compilan con adiciones y modificaciones, e incluyen himnos y textos recogidos muy posteriormente, pero parece que los primeros Upanishad son pre-budistas, de entre el 800 y el 600 antes de nuestra era.

Hay cientos, pero se consideran tradicionales a 108 de ellos, y clásicos solo a los siguientes trece: Los más antiguos, en prosa, son: Brhadaranyaka, Chandogya, Taittiraya, Aitareya, Kausataki, Kena. El siguiente grupo, en verso, siglos VI y V a.n.e.: Katha, Isa, Svetasvatara, Mundaka. Y los últimos, en prosa de nuevo, siglos V y IV a.n.e.: Prasna, Maitri, Mandukya.

Upanishad relativos al yoga.

Por supuesto la lectura de aquellos Upanishad que no están directamente relacionados con la práctica del yoga, puede aportar conocimiento e inspiración. La explicación acerca del “Ugdita”, al comienzo del Chandogya, término vinculado a origen de todo lo existente, la historia de Naciketas[2], en Katha Upanishad, o las respuestas del sabio Svetsavatara[3] a los ascetas, en el Upanishad que lleva su nombre, son todas piezas literarias inolvidables. Sin embargo, tal y como nos propusimos en un principio, a continuación, reseñamos los textos en los que se dan explicaciones directamente relacionadas con el yoga. Después del nombre, indicamos su posición entre los 108 Upanishad tradicionales, el Veda al que se ha adscrito y una brevísima reseña sobre algún aspecto a destacar.

Hamsopanisad – 15 – Yajurveda. Se trata sobre la naturaleza esotérica del Hamsavidya, práctica para conseguir el moksha o liberación del karma, y sobre el Brahma-vidya, uso clásico del mantra.

Amrita-Bindhu Upanishad – 20 – Yajurveda. También se lo conoce como Brahmabindu Upanishad, (recordemos que bindu es el nombre del punto central de los yantras y del universo.). Primero meditación pronunciando la sílaba OM. Luego se profundiza al meditar sin pronunciarla (asvara), lo que solo se consigue mediante el yoga. El Brahman solo alcanza su objetivo por medio del conocimiento.

Amrita-Nada Upanishad – 21 – Yajurveda. Trata sobre el Sad-anga-yoga o los seis estados del yoga.

Kshurika Upanishad – 31 – Yajurveda. Plantea el yoga como la herramienta que necesita el Brahman para eliminar los obstáculos que le llevan al conocimiento, también sobre Asana (postura) y Pranayama (respiración).

Tejo-bindupanisad – 37 – Yajurveda. Explicación del estado en que se es consciente del atman (alma individual, sí mismo), como única existencia, y explicación detallada del Atma-mantra.

Nada-Bindupanisad – 38 – Rigveda. La consecución del Videha-mukti (liberación a partir de la muerte), a través de acabar con tres tipos de Karma.

Dhyana-Bindu Upanishad – 39 – Yajurveda. Descripción del Brahman absoluto, y la importancia del Pranava (método clásico de meditación), y el Ajapa Hatnsa-vidya (práctica para a través del estudio y de llevar una vida acorde a preceptos, conocer el alma universal).

Brahma-Vidya Upanishad – 40 – Yajurveda. Pranava-hamsa-vidya, igual que el anterior.

Yoga-Tattva Upanishad – 41 – Yajurveda. Explicaciones sobre Mantra-Yoga, Laya-Yoga, Hatha-Yoga y Raja-Yoga, y sus subdivisiones. Las “cinco partes” del cuerpo corresponden a los cinco elementos cósmicos (tierra, agua, fuego, viento y éter), y a cada elemento le corresponde una letra mística especial y un dharana particular, gobernado por un dios.

Tri-Sikhi-Brahmanopanisad – 44 – Yajurveda. Sobre cómo el yoga y sus ocho Angas (partes) ayudan al Brahman en la adquisición del conocimiento. También Jñana-Yoga y Karma-Yoga. Asanas (posturas), Pranayama (respiración) y purificación de los nadis (canales por donde circula la energía).

Yoga-Cudamany-Upanisad – 46 – Samaveda. Sobre las seis subpartes del yoga.

Mandala-brahmanopanisad – 48 – Yajurveda. Explicación del Raja-Yoga.

Advaya-tarakopanisad – 53 – Yajurveda. Exposición del Raja-Yoga.

Sandilyopanisad – 58 – Atharvaveda. Sobre los ocho estados del yoga.

Yoga-Sikha Upanishad – 63 – Yajurveda. Sobre el Jñana-yoga y sus subdivisiones.

Pasupata-brahmopanisad – 77 – Atharvaveda. Sobre las auténticas formas de Haipsa y Sutratman como ayuda para alcanzar el Brahman absoluto.

Yoga-Kundalini Upanishad – 86 – Yajurveda. Explicación de Hatha-Yoga y Lambika-Yoga. Es el primero en que se hace referencia a los chakras, que son seis, más Sahasrara el chakra de la corona.

Darsanopanisad – 90 – Samaveda. Sobre las 8 subdivisiones del yoga: Yama y Niyama, Asana y Pranayama, Pratyahara y Dharana, y Dhyana y Samadhi. Es un resumen del yoga clásico de Patañjali con algunas ampliaciones.

Maha-Vakyopanisad – 92 – Atharvaveda. Sobre los fenómenos del mundo y su relación con el Atman y la realización del Brahman a través del conocimiento.

Varahopanisad – 98 – Yajurveda. Sobre el Jñana-yoga y sus 96 variedades.


[1] Del mismo autor que el presente artículo, se puede encontrar “Estudio sobre los Yoga Sūtras de Patañjali”, en https://microcosmos.blog/2021/08/14/estudio-sobre-los-yoga-sutras-de-patanjali/. El estudio incluye una interpretación del texto completo del sanscrito al castellano.

[2] Relata la historia del pequeño Naciketas que desciende a la morada de la muerte, Yama, donde éste le instruye sobre la creación del altar de fuego y sobre la “Gran transición” en que consiste la muerte. Plantea principalmente la disyuntiva vital entre la necesidad y el placer, siendo la vía de la necesidad es la que conduce a la transcendencia. También encontramos una muestra del avanzado uso de los conceptos de psicología presentes desde antiguo en las filosofías hindús. Por medio de una metáfora sobre una cuadriga, parecida en muchos aspectos a la utilizada por Platón, diferencia el cuerpo, los sentidos, la mente y el discernimiento y establece sus relaciones funcionales. También bosqueja el trazado jerárquico de los elementos con los que hay que operar para alcanzar la liberación, como son: sentidos, objeto de los sentidos, mente, intelecto, naturaleza manifiesta, no manifiesta, y espíritu. Aseverando que mediante el conocimiento del espíritu es que se supera a la mente, y que este espíritu, reside dentro del cuerpo y es el ser verdadero. Aunque del tamaño de un pulgar es como una ciudad de nueve puertas, a la que hay que llegar partiendo del corazón en dirección a la cabeza, y la forma de hacer este recorrido se la encomienda al yoga.

[3] Un grupo de ascetas iniciados le preguntan al sabio Svetsavatara (su nombre significa ‘el de la mula blanca’) por el fundamento filosófico de la realidad. El sabio plantea que la existencia está atada a un ir y venir sin solución entre el placer y el dolor, y que los medios para superar esta situación son la meditación y el yoga, por los cuales llegamos a ver el poder propio del dios Rudra, encarnación de Siva. Toma algunos enunciados casi textualmente del Sutra Sankhya, con la dualidad entre lo material, perecedero, etc., y su contrario, lo inmaterial, el atman. La meditación permite hacer cesar la ilusión, y el control mental y la respiración del yoga tomar contacto con lo espiritual. También utiliza la metáfora del carro con caballos, “Como carro uncido con malos caballos, el sabio debería controlar la mente sin distracción” y parece que hubiera alguna referencia a un tipo de cábala.