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Dimensiones esotéricas del arte en la Suecia del Cambio de Siglo

En el transcurso del cambio de siglo XIX al XX, el espiritismo y la Teosofía capturaron la imaginación de la sociedad, y Suecia no fue una excepción. Este período vio emerger a artistas de diversas disciplinas cuyas obras reflejaron esas corrientes de pensamiento. Aunque el nombre de Hilma af Klint es el que más asociamos a la pintura vinculada al esoterismo, otras artistas suecas como Lucie Lagerbielke y Tyra Kleen también exploraron el mundo espiritual a través del arte y la literatura.

Las obras de las tres artistas se exhibieron en el período de 2019 a 2020 en el Museo Millesgården (Suecia).

Lucie Lagerbielke

Lucie Lagerbielke (1865 – 1931) -Lucie Smith antes de adoptar el apellido de su marido barón Henrik Lagerbielke-, fue una escritora y pintora sueca que exploró la relación entre el arte y el esoterismo.

Trayectoria artística y literaria

A pesar de carecer de formación artística formal, sus dibujos, impregnados de visiones espirituales, revelaron un enfoque único hacia el arte. Su conexión con el esoterismo se manifestó desde temprana edad, cuando a los 15 años tuvo una visión de una ejecución en un lugar donde solían llevarse a cabo ejecuciones tiempo atrás. Ese hecho fue un preludio de experiencias que influirían en su obra futura.

Desarrollo espiritual y literatura ocultista

Después de recibir una visión de Cristo a los 35 años, acompañada por una llamada misteriosa que la identificó como Paula, Lucie experimentó una ceguera temporal de tres días seguida de tres años de intensa actividad artística, firmando con el nombre de Paula. Sus dibujos simbólicos poseen con una clara influencia de la literatura ocultista de la época.

Lucy Lagerbielke, 1915

A pesar de no obtener un reconocimiento destacado por sus cuadros, Lucie Lagerbielke dejó una huella significativa a través de su producción literaria. Con 18 libros escritos (solo seis de ellos publicados), Lucie exploró temas espirituales. Su primer libro Lifvet och döden (La vida y la muerte, 1903) lo escribió bajo el seudónimo Pax (desde 1912 firmará como Vitus). En este libro, advierte sobre los riesgos de comunicarse con el más allá, puesto que nunca se sabe quién puede responder a tales llamadas.

También escribió una novela de terror En sällsam upplefvelse (Una experiencia singular, 1913), que afirmaba le había sido dictada por el espíritu de Edgar Allan Poe durante 13 días.

Visión utopista

Después de la muerte de su esposo, Lucie Lagerbielke se sumergió en los temas espirituales y desarrolló su propia visión esotérica, fusionando elementos del cristianismo con una perspectiva utópica. A pesar de mantenerse alejada del espiritismo, la Teosofía y de las enseñanzas dogmáticas de la iglesia Sueca, su sistema bebe claramente de esas fuentes.
Con los años sus textos adquieren una perspectiva cada vez más utópica, pero Cristo siguió siendo una figura central en su concepción artística.

Lucie vivió apartada de la sociedad en su casa donde fundó la sociedad “Framtidens-Folk-Förbundet» (La Asociación del Gente del Futuro.) con el objetivo de crear un despertar espiritual en las personas.

Lucie Lagerbielke (pseud. Vitus), 1918

Influencia artística y relación con Hilma af Klint

En su producción pictórica, Lucie Lagerbielke mostró una clara influencia de Kandinsky. Afirmaba que podía percibir imágenes compuestas de «materia etérea» (huellas de personas y hechos de otros tiempos) a través de su visión interior en los momentos entre el sueño y la vigilia.

En algunos de sus cuadros se puede encontrar cierto parecido con los de Hilma af Klint, aunque parece poco probable que haya visto dichos cuadros y se inspirara en ellos, más bien, las similitudes sugieren una posible inspiración compartida proveniente de las mismas fuentes.

Legado y significado

Aunque no era una pintora profesional y no participaba activamente en exposiciones, Lucie Lagerbielke destacó por su contribución teórica al significado espiritual del arte, explorando la conexión entre el esoterismo y la creatividad artística. Su influencia perduró en Suecia durante varias décadas, marcando una etapa única en la intersección entre el arte y la espiritualidad en el cambio de siglo.

Tyra Kleen

Tyra Kleen (1874 – 1951), pintora y escritora sueca, destaca como una figura intrigante en la convergencia del arte, el esoterismo y la exploración cultural a principios del siglo XX. Hija de un diplomático y pintora, se formó en academias de arte en Francia y Alemania, formación que marcó el inicio de un viaje artístico que la llevó a su primera exposición en París en 1896, seguidas de Londres, Berlín, Viena, San Petersburgo y Estocolmo.

Explorando estilos y temáticas únicas

Su estilo ecléctico, influenciado por el simbolismo, art nouveau y el estilo jugend, se caracteriza por la inclusión de elementos terroríficos, decadentes y ocultistas en sus obras. Es conocida por ilustrar los trabajos de Edgar Allan Poe y Charles Baudelaire. Más allá de la pintura, Kleen escribió un poema propio en prosa de estilo simbolista que ilustró con sus dibujos.

Esoterismo y decepciones

Durante su estancia en París, participó en sesiones espiritistas, lo cual encajaba con sus gustos por lo terrorífico, y visitó los salones de arte esotéricos de Péladan, aunque su entusiasmo se vio empañado por la «ley mágica» que excluía a las mujeres. Tampoco lo tuvo más fácil de regreso a Suecia en las instituciones artísticas que no tenían que ver con lo esotérico.

En Berlín, se relacionó con pintores interesados en los temas esotéricos, como Munch y Gustav Vigeland, y probablemente tuvo contacto con el círculo de Stanisław Przybyszewski.

En Estocolmo conoció a Anna Maria Roos y Mary Karadja, hermana de Lucie Lagerbielke y medium conocida, ambas con intereses profundos en el esoterismo. Esos encuentros intensificaron sus intereses en esos temas, llevándola a unirse a la Sociedad Teosófica de Roma en 1904 y participar en exposiciones de arte organizadas por dicha sociedad en Estocolmo.

El cuadro Förbjuden frukt (El fruto prohibido) refleja el interés de Kleen por la teosofía.
En los años 40, Kleen mantuvo correspondencia con Hilma af Klint, explorando opciones para una exposición permanente de las obras de ésta.

Tyra Kleen, Förbjuden frukt (El fruto prohibido), 1915

Visiones únicas del arte y la espiritualidad

Tyra Kleen, tenía sus propias ideas acerca del arte que no siempre coincidían con las ideas que eran comunes a otros artistas esotéricos, por ejemplo, no pensaba que el verdadero arte tuviera una relación con algún poder oculto. Para ella, el artista no era un medium que servía de transmisor, pues de esa forma no se podría considerar la obra como creación propia. Sin embargo, a veces, tomaba la inspiración para sus dibujos de los trabajos de algunos esotéricos, como, por ejemplo, la ilustración Les Fantômes du passé se refiere a un pasaje del poema Rosa mystica de Stanislas Guaita.
En sus trabajos no se ven influencias de experiencias paranormales o clarividencia, sin embargo sí están presentes los sueños y ambientes oníricos.

Tyra Kleen, Det förlorade paradiset (El paraíso perdido), 1909

Contribuciones a la antropología

Además de una extensa producción pictórica, Tyra Kleen escribió varios libros sobre danzas ceremoniales en Java y Bali, siendo reconocida con una medalla por sus contribuciones a la antropología y geografía tras sus viajes en las décadas de 1910 y 1920.

Influida por la Teosofía, los ocultistas parisinos y sus propios sueños, Tyra Kleen dejó un legado que ilumina la intersección entre el arte, el esoterismo y la búsqueda constante de significado.

Hilma af Klint

Hilma af Klint (1862 – 1944) fue una visionaria del arte, que trascendió las convenciones artísticas de su tiempo. Su vida y obra, marcadas por la espiritualidad y la búsqueda de conocimiento más allá de lo visible, la posicionan como una figura única en la historia del arte del siglo XX.

Los inicios

Hilma af Klint inició su formación artística en la Escuela Técnica y después en la Academia de Arte. Al principio, sus pinturas eran tradicionales en cuanto a la técnica y las representaciones. Sin embargo, en el curso de su vida, su arte tomaría un giro hacia lo esotérico.

Encuentro con lo espiritual

A los 17 años, af Klint empezó a participar en sesiones espiritistas y tras la muerte de su hermana Hermina, su interés en lo esotérico se intensificó. Se unió a la Sociedad Edelweiss, y un año más tarde, junto a otras cuatro amigas que conoció en esa sociedad, formó su propio grupo esotérico cristiano llamado Las Cinco (1896-1907). Tres de las mujeres eran pintoras de formación, por lo que incluían en sus actividades tanto el arte como la comunicación con los espíritus. Hay que señalar que su objetivo no era comunicarse con los muertos, sino con otro tipo de seres.

La influencia de la Teosofía

Al ser un grupo con claras influencias cristianas, sus reuniones empezaban con una oración y meditación seguidas del estudio de un capítulo del Nuevo Testamento. Aunque, también, leían La Doctrina Secreta de Blavatsky. A través de sesiones espiritistas buscaban conectar con entidades del plano astral y llegaron a conectar con un grupo de seres superiores (formas de pensamiento superiores de los planos más altos) que se hacían llamar los Altos Maestros.

Las Cinco solían hacer dibujos automáticos, que firmaban con la abreviatura del grupo, sin importar quién había sostenido el lápiz.
En 1904, Hilma ingresó en una comunidad Teosófica de Adyar donde siguió desarrollando sus intereses en cuestiones esotéricas. La Teosofía influyó en su forma de pensar durante el resto de su vida y encontró reflejo en sus obras.

El templo

Siguiendo las directrices de los espíritus, Hilma comenzó la creación de lo que se convertiría en una serie de 193 cuadros para el templo (iniciada entre 1906 y 1908, y terminada entre 1912 y 1915). El concepto del templo dentro de las prácticas esotéricas proviene de la Masonería (idea adaptada por Rudolf Steiner) y se vincula con el templo de Salomón y, a su vez, con la construcción del templo interno.

Entre 1908 y 1912 Hilma dejó de pintar por completo tras una reacción de rechazo por parte de Rudolf Steiner tras la visita de éste a Estocolmo en 1908. En cambio, dedicó estos años al estudio de los textos de Steiner sobre la mística rosacruz.

Antroposofía y Rudolf Steiner

En 1920 se unió a la Sociedad Antroposófica de Rudolf Steiner, al que consideraba un maestro capaz de entender su obra, pero no recibió ninguna interpretación por parte de él. Pasó un año estudiando el libro Teoría de los colores de Goethe editada por Steiner y, al final, en 1922, retomó su arte utilizando técnicas de acuarelas que fluyen unas a través de otras que le gustaban a Steiner. En 1930 abandonó la Sociedad Antroposóficas tras la muerte de su líder en 1925.

Desde entonces se dedicó a pintar cuadros esotéricos, dejando alrededor de 1300 trabajos no figurativos y cerca de 124 cuadernos de notas.

Hilma af Klint, Svanen (El cisne), 1914

Desmitificando el secreto

Contrario al mito popular, af Klint no buscó mantener sus cuadros en secreto hasta 20 años después de su muerte. Participó en exposiciones esotéricas en Estocolmo en 1913 (exposición de la Sociedad Teosófica) y en Londres en 1928 (en el contexto de la conferencia de la Sociedad Antroposófica).
Lo más cercano a este mito es que en los años 30 dio la instrucciones de que sus libros de notas no se leyeran antes de los 20 años de su muerte y le indicó a su hermano que los cuadros debían esperar 20 años para ser expuestos. Si no organizó grandes exposiciones de sus obras fue más bien porque no esperaba que el público no especializado en temas esotéricos fuera a entenderlos.

Hilma af Klint, El árbol del Conocimiento, 1913

Sus cuadros poseen claras referencias a la Teosofía, como por ejemplo, el mito de Edén y el fruto prohibido. La espiral se repite en sus trabajos se refiere a la evolución espiritual que Blavatsky relacionaba con la serpiente. La palabra evolución aparece escrita dentro de una espiral en varios cuadros. En el Árbol del Conocimiento (1913) la espiral parece dos serpientes entrecruzadas, mientras que el árbol recuerda el árbol cabalístico. Los dos cisnes simbolizan los dos polos, Dios y Satán, dos caras del mismo mito según la Teosofía, además de ser un símbolo común en la alquimia.

Hilma af Klint, Evolución Nº 13, 1908


Otro símbolo relacionado con la alquimia y la Sociedad Teosófica, y que aparece en los cuadros de Hilma af Klint, es el uróboros, la serpiente que se come la cola.

Sigilo de la Sociedad Teosófica

El legado de Hilma af Klint

Hilma af Klint no solo desafió las convenciones artísticas de su tiempo, sino que también contribuyó a la evolución del arte. Su capacidad para fusionar la espiritualidad con la creatividad artística la coloca en un lugar único.