Escudriñar de cuáles fueron los antecedentes de las ideas de Gurdjieff es un ejercicio de comparación en el que se asumen presupuestos que no se van a poder demostrar. Los datos que deja el autor, tanto en sus libros como a los que fueron sus discípulos, son escasos, y responden más al interés de ser utilizados como argumentos que a ser fieles a la historicidad de unos hechos.
Pero, dado el interés que fue despertando crecientemente desde el inicio de su actividad, a partir de comienzos del siglo XX, algunos de sus seguidores y otros investigadores han estudiado la relación de los distintos elementos del sistema de Gurdjieff con las diversas tradiciones místicas, con el ánimo de comprender su posible procedencia.
Habría que tener en cuenta en este punto, que, si bien el propio Gudjieff se declara continuador de una Escuela cuyo linaje se pierde en el tiempo, muchas de sus ideas y trabajos parecen elaboraciones originales, o al menos, evoluciones tan significativas sobre lo anterior que entrarían también en el espacio de la creación. En un viaje que realiza en el verano de 1949, poco antes de morir, a la cueva de Lascaux para ver sus pinturas rupestres, comentó a sus acompañantes que esta Escuela y sus Maestros de la Sabiduría tuvieron su origen en el Paleolítico Superior. Él concretamente, dice haber entrado en contacto a través de una hermandad sufí que habitaba unas cuevas del Cáucaso, junto al río Syr Darya, en el Turquestán occidental, que a su vez recogían el saber de la escuela esotérica Sarmung, fundada en Babilonia hacia el 2500 antes de Cristo.
De igual manera, pero en sentido contrario, al apuntar un posible antecedente, casi por definición vamos a poder encontrar las diferencias. Por ejemplo, varios autores han apuntado a la influencia sufí en varias prácticas. Pero inmediatamente podemos remarcar que en una Tariqa sufí no hay presencia de mujeres, mientras que muchas de las principales figuras del “Cuarto Camino” lo son.
Es abundante y accesible tanto la información biográfica como la relativa a los trabajos desarrollados en el Instituto para el Desarrollo Armónico del Hombre, y con otros grupos de alumnos, por lo que solo señalaremos algún dato sobre su vida cuando haga al caso. Sin embargo, parece necesario hacer una somera relación de aquellos puntos de la cosmogonía y la antropología de Gurdjieff sobre los que vamos a señalar sus posibles antecedentes.
Fundamentos.
Este místico parte de la premisa de que el ser humano no nace con un alma inmortal, pero sí con la capacidad de conseguirla. Es un hombre máquina, sin auténtica capacidad de decisión ni libertad, ya que todas sus decisiones e interrelaciones con el medio son básicamente mecánicas. Además, sus tres cerebros, el kinestésico, el emocional y el intelectual, tienen desarrollos dispares y no actúan de forma conjunta. Así pues, si el hombre pretende evolucionar hacia la posibilidad de la inmortalidad, ha de desarrollar estos tres cerebros y aunarlos en una misma dirección.
Explica que anteriormente han existido otros caminos que buscaban este mismo fin. El del faquir o asceta islámico, que pone el énfasis en el cuerpo físico; el del monje o asceta cristiano, que se centra en el emotivo; y el del yogui o asceta hindú, que lo hace en el intelectual. El de Gurdjieff es, por tanto, “el cuarto camino”, cuyo objetivo es conseguir la armonía entre los tres centros.
¿Y cómo conseguir esta concordia? Avanzando en el nivel de conciencia. El hombre común, con un cuerpo solo físico, se mueve ente el nivel de sueño y el de estar despierto, pero de una forma parecida al sueño, ya que su atención divaga de lo que hace a lo que ocurre, y de ahí a lo que pasó o lo que anhela, sin control. Mediante la atención al recuerdo de sí mismo comienza a tomar el control de su actividad, y construye un cuerpo mental, que aún no es transcendente, pero que le proporciona la conciencia de sí mismo. Y, finalmente, en el nivel de conciencia objetiva se llega al yo real, y se adquiere un cuerpo astral o “kessydan”, ya transcendente.
Y, por último, ¿qué hacer para avanzar por los estados de consciencia? Gurdjieff plantea tres elementos: los “Movimientos” o danzas rituales que no tienen un fin artístico, sino el de suponer un ejercitamiento para los centros, el motor, el emocional, y el intelectual, y para el actuar consciente; segundo, el trabajo interior, con ejercicios muy variados, de atención dirigida y división atencional, de respiración consciente o de autocontrol, entre otros muchos; y, en tercer lugar, el estudio de las leyes fundamentales del universo, íntimamente conectadas a la comprensión de uno mismo, en donde hay que resaltar las leyes del tres y del siete.
Notas sobre antecedentes.
Lejos de un estudio exhaustivo, recogemos aquí algunos apuntes tomados en diferentes momentos.
El asunto de dios.
O, siendo más precisos, la falta del asunto de dios. Gurdjieff rechaza posicionarse en esta discusión, encontrándola sin utilidad para los objetivos planteados. Siendo una postura poco frecuente en un místico, no es única. Anteriormente el budismo Theravada ya muestra esta falta de interés, quizás necesario para poder centrarse en la consecución de la liberación. Parece que pasó de dos a tres años en el Tíbet trabajando en tareas administrativas para el Dalai Lama que requerían que visitara los monasterios, y llegó a conocer bien el budismo y el lamaísmo.
La postura frente a las religiones establecidas es algo más clara. Considera que, si bien son puestas en marcha por maestros de gran altura, se han desconectado de la sabiduría y de la intención de sus inicios. Nuestro protagonista tiene un conocimiento de primera mano de un buen número de ellas desde la niñez. Nace en Alexandropol, hoy Gyumri, Armenia. En los finales del siglo XIX y comienzos del XX era el punto de colisión, más que de unión, entre el mundo occidental representado por Rusia al norte, el mundo islámico del imperio turco. Además, en la zona aún se podían encontrar remanentes de religiones preislámicas como el yazidismo y el zoroastrismo, y otras como el cristianismo, maniqueísmo y judaísmo. Su familia era cristiana ortodoxa de procedencia griega, y su padre era un ashoj, un bardo, con un extenso conocimiento de historias provenientes de las tradiciones. Entra en lo razonable pensar que una mente analítica como la de Gurdjieff, acabara apartando tal variedad de ritos y preceptos para centrarse en los temas fundamentales.
Emanación y cosmos.
Encontramos una exposición muy particular de la composición del cosmos. El llamado “Rayo de la Creación” es un sistema de emanación donde el sistema mayor sería el absoluto, desde el que se iría descendiendo a través de subsistemas de galaxias, la Vía Láctea, el Sol, los planetas, la Tierra, y la Luna.
Esta concepción nos remite a la cosmogonía del Neoplatonismo. También la encontraremos en el Gnosticismo y la Cábala, si bien no está claro quién estaría aquí primero en una posible vía de transmisión, pero en general son concepciones que tuvieron fuerza en los últimos siglos del mundo antiguo.
Por otra parte, el Absoluto del que parte la creación se correlaciona con bastante exactitud con el impersonal Brahman hinduista. Gurdjieff dijo haber viajado a India y conocía bien sus tradiciones espirituales, pero la literatura mística oriental es tan abundante, rica y compleja, que casi para cualquier concepto podríamos encontrar un paralelismo, una similitud.
La creación del espíritu.
En un mismo momento de la historia, en Grecia, órficos, pitagóricos, y Empédocles, por un lado, y por otro, en la India, los reformadores de los primeros Upanishad, formularon la doctrina filosófica de la metempsicosis. Pareciera que, ante una misma experiencia relacionada con la toma de consciencia de la energía psicofísica, las respuestas de unos y otros fueran en una dirección similar. En Grecia sería continuada y desarrollada por Platón, Plotino y los neoplatónicos, y en el hinduismo se aceptará extensamente por la mayoría de las corrientes.
En todos los casos, se propugna algún tipo de constitución del ser humano en la que se diferencia una parte mortal y otra transcendente. En Grecia hay casos en que es triple: cuerpo, psique, y espíritu, pero no siempre hay una división clara de las distintas partes. Tampoco siempre hay una definición común de las condiciones ni del proceso del destino del alma, pero suele ser la transmigración después de la muerte a otros cuerpos más o menos perfectos, conforme a los merecimientos alcanzados en la existencia anterior. En unos casos es un proceso sin una finalización explicita, y en otros con la salida a través de algún tipo de superación de la condición humana habitual.
La visión gurdjieffiana no está de acuerdo con la reencarnación, y contempla dos posibilidades, o transcender tras la muerte o que la energía del difunto sea engullida por la Luna. Sin embargo, sí comparte la composición en tres cuerpos, similar a la griega, y la vía de transcender a través de una especie de apoteosis en el sentido originario de la palabra de superación de la condición humana común.
Niveles de consciencia.
Son innumerables las corrientes que recogen la experiencia común a las personas de pasar por diferentes estados de conciencia. En el Vedanta advaita, especialmente en el Mandukya Upanishad, se concretan cuatro estados: sushupti o dormir sin sueños, svapna o dormir con sueños, jagrat o vigilia, y turiya o conciencia absoluta no dual. Las clasificaciones gurdjieffiana y advaita no coinciden, pero sí la idea de que la consecución de un estado de conciencia absoluta es el objetivo último de sus respectivos trabajos.
Este hombre que ha alcanzado la conciencia objetiva lo vamos a encontrar repetidamente en las escuelas místicas. En el hinduismo será el jivanmukti, en el budismo el Buda, en el cristianismo el santo, y en el islamismo el Insan al-kamil, «la persona completa», nos traza este objetivo último.
Movimientos o Danzas rituales[1]
Las danzas rituales podrían remontarse a la aparición misma del ritual. Sin embargo, en esta ocasión el propio Gurdijieff recapitula algunos de los monasterios de donde fueron recogidas, como son el Sari en el Tíbet; el Maxari Sherif, en Afganistán; y en China el Kizilgan, en el oasis de Keriya, y el Yangi Hissar, en Kashgar.
Trabajos internos
La diversidad de tipos de trabajos fue grande. Varios estudiosos han señalado el sufismo como influencia generalizada para muchos de ellos.[2] Sin embargo, los ejercicios de respiración consciente parecen más propios de los stárets, monjes del cristianismo ortodoxo ruso, y los centrados en la atención y la división atencional, en el hesicasmo del cristianismo ortodoxo del monte Athos.
Ley del tres y la ley del siete
No son las únicas leyes que menciona Gurdjieff, ya que habría que añadir la ley del accidente, la ley del destino y la ley de la voluntad, etc., pero están omnipresentes en sus trabajos, y son el trasfondo del famoso eneagrama.
La Ley del Tres explica que para que un fenómeno se produzca han de concurrir tres fuerzas, una positiva o activa, otra negativa o pasiva, y una tercera neutralizadora. Se dice que responde a la propia estructura cognitiva del ser humano y al propio orden del Universo.
Formulaciones de distinto tipo de esta ley se pueden encontrar en un buen número de corrientes filosóficas y matemáticas, pero es bien conocida su presencia en la teología cristiana.
La Ley del Siete o de Octavas, describe los procesos, o más concretamente, la curvatura temporal de los vectores que concurren en la Ley del Tres. Su ejemplificación más visible pudiera ser la escala musical. De un Do a otro hay el doble de energía vibratoria, y esa escala está dividida en siete partes desiguales, con dos caídas de potencia, que han de subsanarse mediante los semitonos, uno entre Mi y Fa, y otro entre Si y Do.
Estos comportamientos, dice Gurdjieff, se pueden aplicar a cualquier ente universal y, por tanto, a los seres humanos, y es útil conocerlo para, por ejemplo, producir una subida en el nivel de conciencia. Estos procesos se grafican en el eneagrama, que adscribe dentro de un círculo, el triángulo, (la ley del tres), y seis puntos que indican los ritmos y que tienen como punto de salida y conexión el vértice superior del triángulo.
Estas leyes, como era de esperar al tratarse de números, están recogidas en la cábala, especialmente en el Sepher Yetzirah,[3] y son de especial importancia ya que están en el origen del árbol de la vida. Podemos resumir el concepto de la siguiente forma: Primero está Ayin (la nada) y de él surge En Sof (lo ilimitado). Aún no hay vacío, espacio o tiempo, porque ni la nada, ni lo ilimitado corresponden a esos conceptos. Al ser lo primero se considera dios. Con dios aparece su voluntad, En Sof Aur, la luz ilimitada de su voluntad. Para poder expresarse crea el vacío y un espacio dentro, donde contrae absolutamente todo. Esta contracción o zimzum es el Punto, de donde todo parte. El Punto, da lugar a tres principios o tres zahzahot, la Voluntad de lo Absoluto, el Acto que hace que ocurra, y la Restricción que contiene el evento para que no sea ilimitado. Estas zahzahot rigen todas las leyes subsiguientes, en las que siempre encontramos la Voluntad, el objetivo, el resultado; el Acto, expansivo, activo; y la Forma, restrictiva, pasiva. Los zahzahot rigen los procesos de expansión y contracción. Igualmente, la luz prosigue su proceso utilizando estos tres pasos, dando lugar a las etapas de iniciación, progresión y resolución. La relación de estas triadas y el proceso se representa en el Árbol de la Vida o Gran Octava. Desde aquí toman forma las leyes del uno (zimzum), y del tres (Voluntad, Acto, Restricción), y de estas se derivan la del 7.
Podemos terminar con la que quizás sea una de las enunciaciones más elegantes proveniente del taoísmo, en donde las tres fuerzas concurrentes son el yin, el yang y el chi.
El Tao engendra Uno.
Uno engendra Dos.
Dos engendra Tres.
Tres engendra todos los seres del mundo.
Imagen principal: Remedios Varo, Tres Destinos, 1956.
[1] Un texto indispensable para este asunto es trabajo “Danza esotérica y transformación espiritual. Los movimientos de Gurdjieff.” Por Carole M. Cusack. Publicado en el libro Coreografiar lo invisible, Sans Soleil Ediciones, 2023.
[2] Para profundizar en este aspecto y en el pensamiento de Gurdjieff en general, “Aproximación al origen del pensamiento de George Ivanovitch Gurdjieff: las raíces musulmanas”. Tesis doctoral de: Carlos Aranda Pescador, 2013, Universidad Complutense de Madrid, Faculta de Filología.
[3] Para conocer más sobre las leyes del tres y del siete, y el Sepher Yetzirah, en mi blog: https://microcosmos.blog/2022/04/15/ley-del-7-o-ley-de-octavas/ y https://microcosmos.blog/2022/04/15/el-sepher-yetzirah-y-la-cabala/.